si no digo algo, reviento

Soy profesora desde hace 16 años. He vivido situaciones de penuria económica en varios centros  y he trabajado en condiciones miserables, cuasi-tercermundistas. Como norma general,  compro mis propios bolígrafos, lápices, gomas y rotuladores. Aprovecho las tizas hasta que me rasca la uña. Devuelvo los folios blancos que sobran de los exámenes. Si hago fotocopias personales en el centro, las pago a precio de mercado. He tenido dos batas blancas, y las dos las he pagado con mi dinero. El ordenador que utilizo como instrumento de trabajo también lo he pagado yo. He sido tribunal de oposiciones y todavía me deben dinero.
Me han bajado el sueldo.
A LA CÁRCEL YA.

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